El Sevilla FC, curtido en noches de gloria europea y obligado esta temporada a mirar a los ojos a la realidad de la Liga, anda rastreando el mercado con una obsesión clara: encontrar un delantero que garantice goles, ese bien tan escaso desde la irrupción de En-Nesyri, allá por 2020. Hace falta pólvora, jerarquía sobre el césped. Hace falta, en suma, alguien que juegue para sumar puntos y también para devolver la ilusión a Nervión. Ese delantero podría tener nombre y apellido argentino: Giovanni Simeone.
Nada enamora más al aficionado sevillista que la vuelta de un apellido ilustre, y el “Cholito”, como buen hijo de leyenda, tiene cuentas pendientes con el club donde su padre Diego dejó huella. Giovanni, a sus 29 años, ve la oportunidad de oro para escribir su propia página en la historia de un club con solera. La operación, cómo no, tiene todos los ingredientes de un buen thriller veraniego: negociaciones abiertas con el Nápoles por Juanlu y la intención de los napolitanos de abaratar el precio de salida incluyendo al ariete argentino en la operación. A orillas de la ribera del Guadalquivir, la idea no disgusta.
Matías Almeyda, el míster del Sevilla, sabe perfectamente lo que puede dar Gio Simeone porque ya lo curtió en su etapa en Banfield. Antonio Cordón, recién aterrizado en la dirección deportiva, comparte diagnóstico: hace falta ese “killer” con hambre y experiencia. Y Gio cumple con creces ambos requisitos. No importa su última temporada, ni esos 33 partidos donde apenas sumó 2 goles. No engañan a nadie los números fríos: en Italia, cuando pisa verde, Simeone siempre tiene hambre de red. Es, ojo al dato, el sexto máximo goleador en activo de la Serie A, con una media de un gol cada 171 minutos; pura eficacia.
El Sevilla, pragmático, no quiere depender únicamente de la operación Juanlu. Sabe que, si se presenta la oportunidad, pueden negociar por Gio de manera independiente. El argentino termina contrato dentro de un año y su valor, cerrado en 5 millones de euros, lo convierten en una oportunidad de mercado para la entidad. El Nápoles invirtió 12 millones en su fichaje hace apenas un año, pero ahora el contexto ha cambiado: el Sevilla sabe a lo que juega y Simeone quiere vestirse de blanco y rojo.
La decisión no está tomada, pero tiene el visto bueno de las dos patas que importan: la dirección deportiva y el banquillo. Gio Simeone sueña con jugar en Sevilla, donde ya expresó su deseo en el pasado. El club sabe lo que puede dar un delantero que quiere cruzar el puente del padre y dejar su propio legado; el hijo del “Cholo” tiene la ambición y la experiencia, y el Sevilla necesita goles como el agua.