El Como de Cesc Fabregas viene a por Carl Starfelt

Sobre la mesa del Real Club Celta de Vigo se ha posado una oferta tentadora, de esas que invitan a frotarse los ojos y pensar dos veces antes de decir que no. El culpable tiene nombre y apellido: Cesc Fábregas, el arquitecto del milagro que convirtió al Como 1907 en la envidia del fútbol romántico italiano. Y ahora, el mediocentro reconvertido en estratega, pone su foco en Balaídos y quiere llevarse a un escandinavo de hielo: Carl Starfelt.

La historia es sencilla y, a la vez, muy jugosa: el club italiano, fresco, ambicioso, acaba de presentar una oferta formal por el central sueco. Y los números hablan por sí solos. Entre 10 y 11 millones de euros más variables. Humo blanco procedente de Lombardía y una cifra que dobla, de golpe, lo que pagó el Celta por el zaguero hace menos de dos veranos, concretamente 5,5 kilos. Este no es un trueque de mercadillo, es una muestra inequívoca de que el fútbol italiano vuelve a mirar a España en busca de refuerzos de calidad. Y, ojo, el Celta sabe que está ante una oportunidad de oro, en un contexto donde la billetera se mira con lupa y cada euro cuenta como si fuera el último.

Aquí nadie deshoja la margarita solo por capricho. En Vigo, los despachos hierven. Porque, aunque Starfelt no ha sido indiscutible –esos centrales grises pero tan necesarios en toda plantilla, con 1,87 de altura y capital defensiva en el juego aéreo–, su papel ha sido importante en el último par de campañas. Dueño de un perfil sobrio, trabajador silencioso, eficaz aunque sin focos, Starfelt aporta estabilidad, pero el Celta sabe que, si hay que hacer caja y reestructurar la plantilla, esta puede ser una venta redonda: ingresas el doble de lo invertido y, con esos millones frescos, puedes ir al mercado con otra cara.

Hay buenas sintonías entre el Como y el Celta, lo que en fútbol de alta tensión se traduce en negociaciones rápidas y fluidas. Un guiño a la gallega, un apretón de manos a la italiana, y la operación podría estar encarrilada en cuestión de días. Pero, ¿qué gana el Celta? Además de oxígeno económico, margen para rematar el remozado de la plantilla que ansían los Célticos y, por qué no decirlo, movimientos para reforzar posiciones clave, como ya sucedió con la llegada de nuevos proyectos de futuro junto a salidas que ya se contemplan, caso de Carles Pérez o Unai Núñez.

Y si Starfelt hace las maletas con destino al Lago Como, ya hay sustituto en el radar. Nada menos que César Azpilicueta, uno de esos gallegos de hierro, curtido en mil batallas, capitán en la Premier y últimamente en el Atlético de Madrid. Azpilicueta, seguro, no vería con malos ojos despedirse de la capital y volver a casa vestido de celeste. Su experiencia, jerarquía y polivalencia serían un regalo con lazo al fondo del vestuario.

En tiempos de cambio, el Celta entiende que para comprar hay que vender. Es ley de vida en los clubes que no nadan en la abundancia y juegan con el margen justo, pero tirando de inteligencia, perspectiva y olfato. El futuro de Starfelt puede ser el primer capítulo de un verano agitado en Vigo. Un Sueco mirando hacia Italia, un capitán de leyenda queriendo volver a casa y un Celta que no se resigna a ser espectador: quiere ser protagonista en las noticias, en los traspasos… y en la Liga.

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