Martín Zubimendi ficha por el Arsenal

La última gran apuesta del Arsenal tiene nombre, apellido y mucho fútbol en las botas: Martín Zubimendi. El corazón de la Real Sociedad, el jugador con alma de capitán, el tipo que se ha ganado a pulso el respeto de Anoeta y de toda San Sebastián, prepara las maletas rumbo a Londres para embarcarse en una aventura tan exigente como ilusionante.

No es solo un fichaje, es una inversión de futuro y presente. El Arsenal pagará algo más de la cláusula de rescisión de 60 millones de euros, y lo hará en cuotas, beneficiándose de esa sintonía casi fraternal que une a los gunners y a la entidad de Donostia. No estamos hablando de un traspaso cualquiera. Son dos clubes que saben de modales y de hacer las cosas bien, que valoran el talento y la profesionalidad por encima de los vaivenes del mercado.

Zubimendi, a sus 26 años, es una roca en el mediocampo, un faro que ha iluminado el camino de la Real durante las últimas cinco temporadas. Ha disputado nada más y nada menos que 225 partidos, ha celebrado 10 goles y ha servido 8 asistencias. Cifras que no solo hablan de regularidad, sino de compromiso, entrega y crecimiento constante. Porque hablamos de un futbolista que se ha curtido a base de tardes épicas en Liga, noches europeas de sufrimiento y gloria, y sesiones interminables en Zubieta. Martín es un fijo en la pizarra de cualquier entrenador que haya pasado por el banquillo realista, un jugador de esos que hace equipo, que sostiene al grupo y lo hace crecer.

Ahora le espera el Emirates Stadium, esa catedral moderna donde los sueños también se construyen con sudor y talento. Allí, bajo las órdenes de Mikel Arteta, tendrá la responsabilidad y el privilegio de dar un paso más en su carrera. No irá solo: en el vestuario le espera Mikel Merino, viejo amigo y cómplice de mil batallas en la Real Sociedad. Juntos, pueden formar un tándem de quilates, de esos que cuestan mucho dinero… y valen todavía más.

Esta operación no la entienden solo quienes cuentan billetes o suman partidos. La entiende cualquiera que haya amado este deporte desde el barro. Porque cuando ves a un tipo como Zubimendi marchar al extranjero, sabes que se va uno de los nuestros. Y, aunque duela a la parroquia txuri-urdin, queda la satisfacción de saber que San Sebastián ha fabricado un futbolista de nivel mundial. El Arsenal, que no es tonto, ha puesto la casa por él.

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