Una operación amistosa entre dos colosos europeos está desencadenando un efecto dominó de lo más interesante. Xabi Alonso, el hombre que revolucionó la Bundesliga y le cambió el paso al Bayer Leverkusen, ha hecho las maletas rumbo a Madrid para convertirse en el comandante del banquillo blanco. Una despedida elegante, propia de un caballero tolosarra, que ha dejado tocadas varias teclas del piano futbolístico alemán y español.
La salida de Xabi Alonso no ha sido un capítulo más de mercado; ha sido el cierre de una etapa dorada en Leverkusen y el arranque de un ciclo ilusionante en Chamartín. Pero, como suele ocurrir en el tablero de ajedrez que es el fútbol de alto nivel, cada movimiento tiene su respuesta. El Leverkusen, que está obligado a recomponerse tras perder a su cerebro en la sala de máquinas (¡y qué cerebro!), tiene que buscar ahora el reemplazo a su chispa, su mago en la creación: Florian Wirtz.
La lupa del club germano se posa, inevitablemente, sobre nombres muy familiares para el Real Madrid. En la directiva del BayArena son conscientes de que, tras la marcha de Xabi Alonso, las relaciones entre ambos clubes han quedado en estado de gracia. Y ahí es donde surge el nombre de Arda Güler. Extremo diestro de tan solo 20 primaveras, un futbolista con magia en la zurda y futuro hasta 2029 atado en la casa blanca, y con un valor de mercado que ya asusta: 45 millones de euros.
El nombre de Nico Paz también aparece en la quiniela, aunque el joven argentino, actualmente en el Como italiano, parece tenerlo más complicado para salir de la Serie A. Si la vía Paz se cierra, la alternativa natural se llama Arda Güler, un viejo anhelo del Leverkusen que ahora cobra más sentido que nunca. Su flechazo con el turco viene de antes, pero no fue posible concretarlo. Hoy, con el viento del entendimiento entre Bayer y Real, el plan puede reactivarse.
No es ningún secreto que el huracán Güler no ha terminado de consolidarse este año en la rotación de Carlo Ancelotti. Sus números, pese a la competencia brutal de la plantilla, arrojan detalles interesantes: 28 partidos de Liga, 7 de Champions, 6 de Copa del Rey, 8 asistencias y 5 goles. Sin embargo, la sensación es que todavía tiene el motor a medio gas y necesita esa continuidad que solo dan los minutos y la confianza. En Leverkusen, además de la garantía de jugar Champions, le prometen galones, foco mediático y un escaparate parecido al que catapultó a Wirtz y refinó el genio de Xabi Alonso.
En los despachos del Leverkusen no ven con malos ojos que, como gesto de cortesía y agradecimiento por esa salida amistosa de Xabi rumbo al Bernabéu, Florentino Pérez les devuelva la jugada con la cesión de Arda Güler. Nada de traspaso —eso no lo sueñan ni con todos los millones de la fábrica de aspirinas—, pero sí una cesión de un año, que haría las delicias tanto del futbolista como del club alemán. Un intercambio de favores entre caballeros, de esos que hacen historia y siembran buena reputación.
El Real Madrid no quiere perder a Arda. Saben que su crecimiento puede ser espectacular si encuentra el contexto de minutos y confianza, y en el Bayer lo tendría. Jugaría Champions, sería protagonista y podría macerar ese talento que en el Madrid, por la competencia, no puede dar rienda suelta con regularidad.