Las salidas de Johnny Cardoso y William Carvalho no son aún oficiales, pero el runrún se ha convertido en ecos atronadores en los pasillos del Villamarín: se van pilares, hay que levantar otros nuevos. En Heliópolis han encarado la situación con ambición, mirando al Calcio por soluciones y apuntando alto. Muy alto. Rolando Mandragora, señor del centro del campo en la Fiorentina, aparece en la lista verdiblanca en letra grande y subrayada. Que su nombre suene no es casualidad.
En Italia ya se mueven piezas. Está anunciada una cumbre entre un intermediario y la Fiorentina para acercar posturas. Italia y España, Florencia y Sevilla, dos universos unidos por un centrocampista que promete hacer olvidar cualquier añoranza. Mandragora entra en el último año de su contrato, pero con truco: si juega la mitad de los partidos la próxima temporada, renovaría automáticamente dos más. Es la clásica cláusula que protege a club y jugador, pero también acelera decisiones. El internacional italiano ve con buenos ojos aterrizar en el Villamarín. No sólo le gusta la ciudad, le seduce el reto, le entusiasma la posibilidad de ser importante en una Liga que siempre respeta a los mediocampistas inteligentes. Ya habría, incluso, una oferta bética sobre su mesa.
Pero los timbres nunca dejan de sonar en el fútbol italiano y el Bolonia también entra en la puja. La Fiorentina, fría con Mandragora, no se cierra en banda: se habla de una horquilla entre 10 y 13 millones de euros. Un precio acorde a su talento y regularidad. Y ahí está el meollo: Mandragora se ha ganado ese cartel. Su nombre no es ajeno en Heliópolis. No hay que rebuscar en los archivos, basta recordar la semifinal de la UEFA Conference League. Ahí, frente al Betis, completó todos los minutos, firmó una asistencia decisiva y se metió a la afición de la Fiore en el bolsillo. Capacidad de sacrificio, lectura de juego, carácter y una zurda de seda a la que no le tiembla el pulso en partidos calientes.
Su hoja de servicios impresiona: 142 partidos con la Fiorentina desde 2022, con 18 goles y 15 asistencias a sus espaldas. Su valor, 12 millones de euros, habla por sí solo en un mercado donde el talento escasea y la regularidad es oro líquido. Mandragora no es sólo estadística: es jerarquía, es ese pivote total que necesita el Betis. El mejor recambio posible para Cardoso; el ancla que sostenga al equipo cuando otros sólo sueñan con volar.