Hay futbolistas que nacen para cambiar partidos, para enloquecer la banda, para levantar a la grada de sus asientos y hacer que el fútbol sea una fiesta cada fin de semana. Yunus Akgün, a sus 24 años, es uno de ellos. La joya turca del Galatasaray no entiende de rutinas grises, ni de minutos insulsos; cada aparición suya lleva la firma del atrevimiento, el desborde y la chispa del genio llamado a escribir su historia en grande.
Akgün es algo más que una perla emergente. En su país, el runrún con su nombre ha dejado de ser una promesa para convertirse en certeza. Lo comparan —cómo no— con Arda Güler, el último meteorito que ha cruzado el cielo turco, pero Yunus responde con fútbol propio: habilidad para desbordar, visión de juego, velocidad endiablada y una madurez inusual a su edad. Este año sus números en la Süper Lig hablan solos: 44 partidos, 12 goles y 13 asistencias. Un extremo derecho con veneno en las botas y la cabeza bien amueblada.
Que suene su nombre en las oficinas del Benito Villamarín no es casualidad. El Real Betis, siempre atento al talento y a las ocasiones que depara el mercado, ha seguido de cerca al internacional turco. Su dueño, el Galatasaray, sabe que tiene una joya con contrato hasta 2026 y valor de mercado de 12 millones de euros, pero también que empieza a pesar el deseo desde fuera. Betis, sí, pero no es el único. En Europa, hay quien se relame pensando en el salto de Akgün a una liga de mayor exigencia, a un escaparate con luces largas.
Y es que la propuesta del Betis no es un brindis al sol. El plan de Manuel Pellegrini exige piernas frescas y talento puro para su juego ofensivo, algo que Yunus tiene de sobra. Sería una pieza perfecta —de esas que encajan como anillo al dedo— para una banda derecha capaz de enloquecer cualquier defensa en LaLiga. Además, su capacidad para soportar la presión y su regularidad en partidos grandes lo convierten en ese futbolista fiable, que suma cada jornada y que pide pista para retos aún mayores.
En Turquía, la noticia de un posible adiós se digiere con recelo. La afición del Galatasaray quiere a su mago de las diagonales por más tiempo, pero sabe que el fútbol es un tiovivo constante y que el talento verdadero no admite fronteras. Para Akgün, recalar en el Betis significaría dar un salto de gigante en su carrera, medir su magia en tierras andaluzas y, por qué no, seguir creciendo en una de las ligas más competitivas del planeta.
Que nadie se despiste: Yunus Akgün no es solo futuro, es presente. Es el tipo de jugador que hace girar la rueda del mercado y cuyos pasos marcan tendencia. Si salta al Villamarín, no lo duden, la banda derecha tendrá un nuevo dueño y los béticos un nuevo ídolo al que corear.