Hay que reinventarse. El Sevilla FC está obligado a buscar oro donde otros solo ven piedra. Las arcas aprietan, el margen de maniobra es escueto y la necesidad, apremiante. Apelando a la imaginación, la dirección deportiva del equipo andaluz escudriñan mercados donde el común de los mortales ni siquiera asoma la cabeza. Y, entre billetes contados, surge un nombre y un destino prohibido: Eduard Spertsyan, la brújula, el motor, el alma del Krasnodar, el capitán que ha llevado a los rusos a conquistar el firmamento de la Premier. Un mediocentro ofensivo con duende, con ese gen diferencial que enamora en Nervión.
Con 25 años recién cumplidos, Spertsyan ha crecido, madurado y brillado en la fría Rusia a base de personalidad y goles. Desde que era solo un chaval en las inferiores del Krasnodar, hasta convertirse en capitán, líder y bandera. Lleva 143 partidos en la élite, que se dice pronto, y ha hecho de la constancia una profesión: 36 goles y 20 asistencias en los últimos tres años, cifras siderales para un mediocentro, ese puesto donde impera la pausa, pero él le añade pólvora.
Y aquí no estamos hablando de un mediapunta de fuegos de artificio. Estamos hablando de un futbolista decisivo en todos los sentidos. En la última temporada, mientras el Sevilla luchaba contra la marea, Spertsyan se echaba el Krasnodar a la espalda con 11 dianas y 7 asistencias. Fue la pieza capital para que el club levantara, por primera vez en su historia, la ansiada Premier rusa. Un tipo que sabe lo que es la presión, que ha sido arquitecto de algo histórico. Eso no está al alcance de cualquiera.
Pero Spertsyan no es solo números, ni es solo Krasnodar. El Sevilla tiene claro que este jugador está hecho para noches grandes. Y no lo ignora: el armenio conoce el olor del Ramón Sánchez-Pizjuán porque ya lo pisó en la Champions de 2020. Allí, bajo esos focos y entre cantos de Nervión, dejó una pincelada de lo que podría venir. Y no, no sería el primer armenio en estar en la agenda sevillista: antes, el club ya pensó en Nair Tiknizyan.
Por si fuera poco, el vínculo con la Liga española se refuerza con un nombre propio: Joaquín Caparrós. El técnico, viejo zorro andaluz, fue quien le dio la alternativa con la selección de Armenia. Bajo su mando disputó 12 partidos y sembró la semilla de ese futbolista que aún hoy sigue creciendo.
Que no haya confusión: Spertsyan es un caramelito en el mercado. Su valor ya está en los 25 millones de euros, pero ojo: queda libre en 2026. Un contrato que juega a favor del Sevilla si sabe mover ficha y poner nervioso al Krasnodar. Con las restricciones económicas apretando el cuello, se necesita astucia y calle para lograr la rebaja. Y en ello están. El club, que nunca ha temido fichar talento en mercados exóticos, cree que Spertsyan tiene ese punto de genio y desparpajo que casa con el ADN de Nervión.
Mirar a Rusia ya no es una locura, es más bien una necesidad. El Sevilla necesita sumar talento y, sobre todo, sumar goles y asistencias desde el mediocampo. Spertsyan, ese chaval que lo ha sido todo en Krasnodar, puede ser el nuevo ‘faro’ que ilumine el futuro del Sevilla. El mercado puede estar loco, pero la ambición de Nervión nunca se negocia. Y Eduard Spertsyan, con permiso del Krasnodar, ya apunta al Sánchez-Pizjuán. Veremos si el sueño termina cruzando la frontera.