Álvaro Valles ficha por el Real Betis

Álvaro Valles es uno de esos elegidos. Un tipo distinto. El Real Betis ya presume de portero para la próxima temporada: oficial, firmado y a lo grande. Llega un portero de los que marcan tendencia, dispuesto a conquistar el Villamarín no sólo por sus manos, sino por su historia.

Valles, sevillano de pura cepa, regresa al club donde se formó futbolística y sentimentalmente. Ha pasado siete temporadas en la UD Las Palmas, acumulando 138 partidos oficiales y creciendo en cada uno de ellos, hasta consolidarse como uno de los guardametas de referencia en el fútbol español. Ahora, con 27 años, vuelve a casa. Vuelve al Betis. Y no lo hace porque no tuviera otras tentaciones: Marsella, Bournemouth y hasta clubes de la siempre deseada Premier League llamaron a su puerta con mejores cheques, pero ni el dinero ni el escaparate le hicieron despegar la vista del escudo verdiblanco.

La decisión de Álvaro es una lección de fidelidad. Ha dicho “no” a contratos superiores, ha sabido esperar y, lo más importante, se ha comprometido con el Betis incluso cuando las circunstancias eran hostiles. Durante la última temporada, se negó a jugar en Las Palmas, manteniéndose firme en su empeño por cumplir el pacto, entrenando por su cuenta en Sevilla, aislado del ruido, enfocado sólo en el reencuentro con el club de su vida. Pocos futbolistas pueden presumir de ese compromiso y esa paciencia.

Hay que subrayar una pieza clave en este fichaje: la dirección deportiva verdiblanca, capitaneada por Manu Fajardo, se movió con menos focos pero mucha determinación para amarrar el fichaje. Saben que en Valles tienen presente y, sobre todo, mucho futuro: un portero alto, que impone respeto bajo palos con su 1,91, seguro en el juego aéreo y valiente en apariencia y en fondo.

Valles se incorpora como agente libre tras terminar contrato, lo que convierte la operación en una jugada maestra. Relevo generacional natural y necesario tras una leyenda como Adrián, que a sus 38 años pone el broche de oro a una etapa inolvidable. El Betis afianza así la portería con otra garantía, con la certidumbre de que quien se coloca bajo los palos sabe lo que significa ese escudo, ese estadio, esa presión y ese sentimiento.

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