El Marsella pregunta por Óscar Mingueza

Óscar Mingueza, el carrilero incansable del Celta de Vigo, es uno de esos nombres que huelen a traspaso gordo. Con 26 años, el internacional español afronta un verano caliente, repleto de incógnitas, pretendientes y sueños por cumplir. El protagonista de una trama donde Marsella, algunos gigantes alemanes y el propio Celta juegan su particular partida de ajedrez.

No se entiende el Celta de las dos últimas temporadas sin el nombre de Mingueza. El defensa catalán se ha ganado en Balaídos el respeto de la parroquia celeste y de la caseta. En sus dos cursos como celeste, Mingueza ha disputado 77 partidos oficiales, firmando 6 goles, regalando 9 asistencias y siendo pieza clave en una zaga que ha devuelto al Celta a Europa con una temporada fantástica, de esas que se pitan desde la grada con los nudillos. Su salida del Barça, a coste cero, fue una ganga que hoy cotiza en bolsa: el mercado valora a Óscar en unos 20 millones de euros. Curiosamente, esa es la cifra de su cláusula de rescisión.

El Olympique de Marsella, ese club hecho de pasión y atmósfera brava, lleva semanas acelerando por el lateral derecho. Pablo Longoria, su presidente, se ha encaprichado de Mingueza para reforzar el proyecto que liderará Roberto de Zerbi, un técnico que sabe perfumar el fútbol pero también encontrar el clavo de la eficacia. El cuadro francés está más que dispuesto a poner sobre la mesa una cantidad muy cercana a los 20 “kilos” de cláusula. Un derroche suficiente para encender todas las alarmas en Vigo y hasta en la directiva del Barça, que mira de reojo porque, si hay traspaso, la mitad irá a sus arcas.

La ecuación es conocida: Mingueza encara su último año de contrato con el Celta. A día de hoy, no hay atisbos de renovación, aunque el club gallego valora proponerle una nueva vinculación… cuando logre aligerar una ficha de las más pesadas del vestuario. Las cuentas, siempre las cuentas. El Celta resiste, se remite a la cláusula de rescisión y no negocia. Pero, en el mercado veraniego, ya saben, la firmeza es como la arena entre los dedos: según sople el viento, todo puede cambiar.

A la fiesta de pretendientes se unen los clubes de la Bundesliga. Alemania también ha puesto el ojo en el defensa de 1,84 metros, rápido, disciplinado, fiable y letal cuando visita el área rival. No es cualquier lateral derecho. Con proyección, físico y ese punto justo de experiencia que ahora escasea en el mercado europeo, Mingueza sonríe ante la perspectiva de dar un salto. Vestir los colores de un equipo Champions y, de paso, firmar uno de esos contratos elevados que marcan un antes y después en la vida de un futbolista.

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