La dirección celeste, audaz y convencida, ha vuelto a sacar su mejor jugada en el mercado. Y el protagonista de este nuevo capítulo ilusionante tiene nombre y apellido: Bryan Zaragoza. El extremo malagueño, con el brillo de la juventud y el veneno en las botas, ha dado el visto bueno para aterrizar en Balaídos. Sí, como lo leen. Quiere vestirse de celeste, bajo las órdenes de Claudio Giráldez, y la afición ya huele a verano cargado de sueños.
Cuenta atrás activada. El Celta ha puesto toda la carne en el asador para que Zaragoza esté desde el minuto uno en la pretemporada. El club lo quiere trabajando cuanto antes con el grupo, con el objetivo nada oculto de poner una marcha más y competir por volver a Europa. Porque el regreso a las noches mágicas del viejo continente es algo que en Vigo se susurra con ilusión.
El plan es claro: una cesión desde el Bayern de Múnich, ese gigante donde las oportunidades son más escasas que el sol en enero. El club germano, que aún guarda el contrato del jugador –atado hasta 2029–, ya ha dejado claro que Bryan no entra en sus planes. Y el Celta, que siempre ha pescado bien cuando ha jugado a ser ambicioso, lleva ventaja. Otros clubes quieren al malagueño. Pero en una carrera de fondo, los gallegos corren por la zona noble, con paso firme y convencimiento. Optimistas. Y cuando el río suena, agua lleva.
Las conversaciones para la cesión avanzan a buen ritmo, restando sólo detalles: la opción de compra puede ser clave, con un matiz todavía por decidir. ¿Obligatoria? ¿Opcional? Ojalá le sirviese a cualquiera, pero en esto del fútbol la letra pequeña cuenta, y mucho. Eso sí, el Celta no se anda con rodeos. El contrato propuesto a Bryan es de los que hacen girar cabezas en cualquier vestuario: dos millones netos por temporada. No son palabras, son hechos. Quieren que el malagueño aterrice con hambre y compromiso.
Dicen que por Balaídos hace tiempo que no había tanta expectación por un fichaje. Zaragoza, 23 años y un futuro por escribir, tiene lo que necesita el Celta: desborde, valentía y colmillo. Viene de hacer 28 partidos en Osasuna con un gol y seis asistencias, números que no cuentan toda la historia, porque el ‘duende’ que lleva en la zurda no se pesa en estadísticas. Su valor de mercado, 12 millones según los grandes medidores, es una cifra importante, pero cuando alguien puede cambiar el rumbo de un equipo, hay que ir a por todas.