El Milan viene a por Javi Guerra

De vez en cuando, el fútbol nos regala historias con aroma a vieja escuela, a esa cuna de cracks que nunca termina de secarse del todo. Y en la terreta, en ese feudo de sentimientos y trincheras llamado Mestalla, hay un jugador que ya suena fuerte en las secretarías técnicas de media Europa. Créanme, no hablo por hablar: Javi Guerra, 22 años, capitán de la España sub-21, motor y brújula del Valencia, es el nuevo objeto de deseo del Milan. Y este culebrón solo acaba de empezar.

El gigante de la Serie A quiere convertir a Guerra en el nuevo timón de San Siro. Los rossoneri ya han probado fortuna poniendo la primera ficha sobre el tablero: 16 millones al contado y hasta 4 más en variables. Dinero importante, sí, pero insuficiente para un Valencia acostumbrado a pelear hasta el último euro. Peter Lim y compañía, curtidos en mil batallas donde se vende caro el talento propio, han descolgado el teléfono con la negativa más contundente: “No se vende. O, al menos, no por ese precio”. Porque el milagro de la cantera valencianista, esa factoría que nunca deja de escupir futbolistas con hambre y descaro, bien merece una defensa férrea.

Pero el Milan, viejo zorro, no se baja del burro. A los despachos de Mestalla ya les suena la musiquilla: la misma táctica que usaron para llevarse, no hace tanto, al bueno de Yunus Musah. Oferta baja, rechazo, paciencia y, poco a poco, acercarse al peaje que pide el club. Estrategia milanista de manual. Pero aquí la cosa se complica: el Valencia, con el precedente del Atlético de Madrid dispuesto a igualar los 25 millones —cosa seria— y con la soga del Villarreal llevándose el 30% del traspaso, saca la calculadora y se atrinchera en las cifras. Si hay que vender al Golden Boy de la casa, que sea por una suma que duela menos, cerca de los 30 millones.

Mientras, los rumores no cesan y la presión aumenta. El Milan prepara ya su segunda andanada: prometen una oferta más imposible de rechazar, apelando a la experiencia con Musah. Pero en la cúpula che el mensaje es claro: a Javi Guerra se le quiere renovar, blindar y, por supuesto, subirle la ficha para que sienta el orgullo y el peso de la camiseta blanquinegra hasta 2027 (su fecha contractual). El chico, formado en Paterna y con dos temporadas y 78 partidos en la élite valencianista (7 goles, ni más ni menos, para un mediocentro), se ha vuelto insustituible en el esquema del Valencia. Por técnica, por personalidad y, sobre todo, por ese ADN che que no se compra en supermercados ni en mercados de fichajes.

Porque Javi Guerra no es solo un mediocentro al uso. Es pulmón, es pies y cabeza, es ese jugador que, con 22 años, ya lleva el timón de la nave y el brazalete de una España sub-21 que mira de tú a tú a cualquiera. Él representa la mejor versión del Valencia: lucha, resistencia y elegancia. El Milan lo sabe y va fuerte. El Valencia, de momento, no suelta el arma.

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