Lovro Chelf, con apenas 18 años, un diamante croata que ya tiene billete de ida a Barcelona, tatuado con un propósito: brillar en el Barça Atlètic.
El club azulgrana, fiel a esa hoja de ruta marcada por el talento joven, pesca en aguas internacionales y lo hace con tino. Chelfi viene desde el NK Kustosija, pero su ADN futbolístico lleva la huella del Dinamo de Zagreb, esa factoría inagotable de futbolistas con alma de guerrero y piernas de artista. No es casualidad que media Premier le haya seguido los pasos, pero fue el Barça quien movió ficha, rápido y decidido, para sumarle a su cantera.
Detrás del fichaje, un viejo lobo de mar en esto de los despachos, Andy Bara, agente que supo encauzar los deseos del croata y traerlo a la Ciudad Condal. El acuerdo es mucho más que un apretón de manos: es el símbolo de una estrategia ambiciosa, la de captar talento joven y forjarlo hasta que encaje, perfecto, en el modelo azulgrana.
No se impresionen por su edad. Chelfi ha disputado 13 partidos este año y ha festejado 4 goles. Pisa con seguridad, tiene desparpajo con balón y una personalidad de esas que se notan aún con la grada vacía. Apuesta de futuro, sí, pero también una esperanza tangible para un Barça Atlètic que quiere volver a ser cuna de referentes globales.
En tiempos de reconstrucción y apuestas de riesgo, el club blaugrana sigue alimentando la fe en los jóvenes como antaño. Veremos si Lovro Chelfi es uno de esos elegidos que se cuela en las crónicas del Camp Nou. Por ahora, la historia ya ha comenzado. Y apunta maneras.