Zubimendi pone en jaque a la Real Sociedad con una decisión inesperada

Por más que él se empeñe en jugar al despiste, el verano de Martin Zubimendi huele a decisiones que duelen. El centrocampista de la Real Sociedad está en el ojo del huracán. No por postureo, no por filtraciones interesadas, sino porque es uno de esos futbolistas que no abundan: cabeza alta, pase limpio, sangre fría. El Arsenal lo quiere, el Real Madrid lo mira, y la Real lo necesita. ¿Quién se lo lleva?

A sus 26 años, con 181 centímetros de fútbol sobrio y valiente, Zubimendi se ha convertido en una pieza codiciada. No es mediático, pero tampoco lo necesita. Basta verlo jugar para entender por qué tiene a media Europa rondándolo. Tiene contrato hasta 2027, pero también una cláusula de 60 millones de euros que el Arsenal está dispuesto a depositar. Hay quienes dicen que ya hay un acuerdo verbal. Él, con la naturalidad de quien no tiene prisa, lo niega todo con fotos: “No, no estaba en Londres, estaba en Donostia. Aquí están las pruebas”.

Zubimendi no hace aspavientos. No juega al “sí pero no”. Se cuida de alimentar rumores, y en eso es más profesional que muchos. Cuando le preguntan por su futuro, responde sin rodeos: “Mi prioridad es la selección”. Nada de decisiones hasta después de la concentración. Lo que venga, vendrá. Ahora, toca España.

En Donosti lo tienen claro. Jokin Aperribay, presidente de la Real Sociedad, ya ha dicho que han hablado con él. No hay ultimátum, pero sí una certeza: el club quiere que siga. Eso sí, tampoco se engañan. Saben que el mercado manda y que Zubimendi tiene opciones. Vaya si las tiene. La Premier, el Arsenal de Arteta, y hasta los rumores del Real Madrid flotando en el aire. ¿Y Xabi Alonso? Ídolo suyo. Pero ni una palabra más. Zubimendi no entra al trapo.

Lo curioso es que, pese al ruido, su carrera es de bajo perfil. No busca portadas, se las gana. En cuatro temporadas ha disputado 177 partidos con la Real. Solo ha marcado 8 goles, pero nadie lo mide por eso. Su valor de mercado está en los 60 millones, según Transfermarkt. Curiosamente, el mismo precio que su cláusula. El mercado lo tasa como lo que es: un mediocentro que no necesita fuegos artificiales para brillar.

Este verano no será tranquilo para él. Lo sabe él, lo sabe el club, lo sabe el Arsenal. Pero Zubimendi no va a moverse por capricho ni por presión. Tiene la cabeza tan fría como su juego. La pelota, como siempre, está en sus pies. Y lo que decida, cambiará algo más que una camiseta. Cambiará un proyecto. Porque hay jugadores que rellenan plantilla, y otros que marcan estilo. Zubimendi es de los segundos.

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