Bayer Leverkusen y Real Madrid han tejido a lo largo de los últimos años un hilo de cordialidad y buen trato, que se ha convertido en pasillo habitual para poderosos fichajes, cesiones productivas y negociaciones en las que prima el ‘fair play’ antes que el regate de despacho. Ejemplos sobran: la reciente operación por Xabi Alonso -que ya fue medio merengue y hasta este verano brillaba con luz propia en el banquillo alemán-, o la cesión de Dani Carvajal, que supuso el trampolín de retorno para uno de los mejores laterales de la historia del club blanco. Ese idilio no descansa y, en pleno verano de baile de nombres y rumores, suma ahora una nueva página: Brahim Díaz.
El chico que llegó en 2019 del Manchester City, por apenas 17 millones de euros, es ahora protagonista de uno de esos culebrones estivales que tanto nos gustan. Brahim, ese extremo derecho de 25 años, ambidiestro, capaz de desbordar por fuera y arrancar por dentro con la sutileza de un funambulista y la velocidad de un rayo, se cotiza. Y mucho. Su valor de mercado se ha disparado hasta los 40 millones de euros tras su rendimiento entre luces y sombras, aportando calidad diferencial en la plantilla más galáctica del universo fútbol.
Su nombre aparece subrayado en rojo -y no por casualidad- en la agenda de un Leverkusen ávido de talento. Los alemanes buscan sustituto de Florian Wirtz, que acaba de fichar por el Liverpool. Y en sus despachos, la multimedia no para de reproducir vídeos de Brahim en acción, imaginando su magia en la Bundesliga. Lo ven como el sustituto ideal: joven, versátil, indetectable para las defensas y con ese veneno en el último pase que marca diferencias.
Pero una cosa es desear y otra, poder tener. Hasta la fecha, ni el Leverkusen se ha dirigido al Real Madrid, ni ha contactado con el entorno de Brahim Díaz. No hay llamadas, ni mensajes, ni tan siquiera el clásico café de tanteo. El interés existe, sí, pero las cartas están lejos de la mesa.
Mientras, en Valdebebas lo tienen claro: Brahim no es intransferible, pero tampoco está en el escaparate. Están contentos con su rendimiento, le consideran útil y necesario, especialmente ahora que las lesiones y las rotaciones imponen su ley. Xabi Alonso cuenta con para la próxima temporada ya que es un gran revulsivo y tiene una calidad descomunal pero al internacional marroquí se le podría presentar una oportunidad de ser titular en un gran equipo como es el Leverkusen. Brahim sabe que gusta a Xabi Alonso y está feliz. Quiere quedarse, seguir creciendo y triunfar donde pocos lo han logrado. Sabe que es valorado, aunque todavía no pueda sentarse en la mesa de los intocables del vestuario.
El mercado de verano será largo, muy largo. Las mareas mismas que hoy acercan rumores, mañana pueden transformar certezas en despedidas. Se escucha por las oficinas que hay que esperar, que podría haber salidas y que ofertas irresistibles se estudian. Pero la realidad, a día de hoy, es que Brahim sigue siendo pulmón blanco en el pecho del Madrid y sólo saldrá si llega una propuesta que le haga soñar… O que haga temblar a quienes le han confiado el futuro.