El Real Betis quiere dar un salto de gigante. Tras un año de emociones a flor de piel, la ambición de la planta noble bética no se esconde. El mercado no ha abierto aún sus puertas del todo, pero la maquinaria está a pleno rendimiento. El Betis pregunta, tantea y sueña. Y no con un cualquiera, sino con un futbolista que lleva años en la órbita de los clubes grandes: Jadon Sancho.
No se asusten, no es humo. Hay contactos, hay interés y hay esperanza. El club de Heliópolis ha movido ficha y ya ha hecho llegar al Manchester United su intención: quieren saber en qué condiciones sería posible ver a Sancho vestido de verde y blanco. En la carpeta de refuerzos béticos figuran dos perlas del United, dos futbolistas de quilates: Antony y Sancho. Soñar es gratis, y en el Betis no tienen miedo de hacerlo a lo grande.
La operación no es sencilla, ni mucho menos. Jadon Sancho termina contrato el año que viene y ya se sabe cómo funciona este negocio: los grandes pescadores lanzan sus redes en cuanto huelen sangre en el agua. En Nápoles y Milán se han interesado en el inglés. En Arabia tampoco se andan con rodeos: Al Ahli, Al Nassr y Al Ittihad preguntaron por él. Y su antiguo hogar, Dortmund, tampoco le pierde la pista.
No es para menos. Sancho, valorado ahora en 28 millones de euros, sigue siendo un futbolista especial. Este curso, cedido en el Chelsea, ha disputado 41 partidos con los ‘blues’, aportando 5 goles y 8 asistencias. Números potentes, pero lo que enamora de Sancho no se encuentra en las estadísticas, sino en la chispa, el desborde, la capacidad para cambiar un partido con una arrancada. Es de esos jugadores que te hacen levantarte del sofá, de los que enganchan, de los que cambian la cara de un equipo.
En Old Trafford lo tienen claro: no le ven de vuelta, no quieren líos y prefieren hacer caja ya, antes de que el año que viene pueda irse gratis. El Betis, que ha tejido en los últimos años buenas relaciones con el coloso de Manchester, confía en poder arrancar una operación que, por presupuesto, parece difícil, pero que en el corazón del beticismo ilusiona como pocas cosas.
Harina de otro costal será afinar las cuentas, cuadrar los salarios y convencer al futbolista. Lo que está claro es que si la posibilidad existe, el Betis la va a pelear. En el Benito Villamarín hay hambre de grandeza. Hay ilusión, hay ruido y hay planes. Y el mayor de todos ellos es ver a Jadon Sancho vestido de verdiblanco, rematando los centros de Isco o encarando en el Villamarín. No es un reto pequeño, pero si hay algo que nunca le ha faltado al Betis, es fe para soñar en grande.