Hay viajes que duran lo justo. Y hay caminos que, por mucho que se intenten estirar, tienen una frontera clara. El camino de Youssouf Sabaly en el Real Betis llegó ayer a su destino final. El lateral franco-senegalés pone rumbo a la exótica Qatar para enfundarse la camiseta del Al Duhail Sports Club. No es un simple adiós, es el punto y aparte para un futbolista discreto, silencioso y eficaz que, pese a las lesiones, supo ganarse su sitio en Heliópolis cada vez que el cuerpo le permitió escapar de la enfermería.
El acuerdo entre el Betis y el club catarí es oficial. El traspaso deja un botín de cerca de dos millones de euros en las arcas verdiblancas, una cantidad que, dadas las circunstancias, sabe a victoria en los despachos. Y es que Sabaly, con 32 años y valor de mercado de 1,8 “kilos”, afrontaba su última temporada de contrato. Había ganas de mirar al horizonte, de asegurar el futuro, de buscar una nueva bocanada de aire –y euros– antes del ocaso profesional. La oferta catarí, la más jugosa de su carrera, era irrechazable. Sabaly pidió salir y el club no puso pegas. Era el trato más justo para todos.
Cuatro años de entrega y una Copa del Rey inmortal
Aterrizó en el verano de 2021 desde el Girondins de Burdeos a coste cero. Hombre tranquilo, sin focos, acostumbrado a la sombra y al sacrificio. En cuatro temporadas, Sabaly defendió la camiseta del Betis en 91 partidos, firmó 2 goles y repartió 7 asistencias. Quizá no brille en el palmarés, pero nadie le podrá borrar la noche mágica de la Copa del Rey en 2022. Estuvo allí, en la foto que todos querrán recordar dentro de veinte años. Siempre dispuesto, lateral diésel para Pellegrini cada vez que las lesiones, sus eternos enemigos, le dieron tregua.
No fue un indiscutible estas últimas temporadas. Solo ha jugado 34 partidos este curso, tres asistencias como balance. Había perdido protagonismo, pero nunca la profesionalidad. Su ciclo terminó a tiempo, y su mejor contrato llega cuando otros solo ven la cuesta abajo.
Relevo garantizado y futuro en la banda
En la planta noble del Villamarín nadie va a perder el sueño. El lateral derecho está bien defendido: Aitor Ruibal, Héctor Bellerín y la inminente firma del canterano Ángel Ortiz forman una tripleta de garantías para Pellegrini. La hoja de ruta está marcada y la transición será natural. Sabaly ya es historia y su hueco, como tantas otras veces, será tapado por una mezcla de juventud y experiencia a la vera de la Palmera.