Carles Pérez a un paso de poner rumbo a Grecia y lo hace con la maleta llena de ilusiones, aunque también con la sensación de cerrar una puerta en Vigo. El extremo catalán se marcha cedido al Aris de Salónica, una operación que será oficial, como decía Sabina, “en cuestión de minutos”. El Celta de Vigo necesitaba liberar masa salarial y, aunque seguirá pagando parte del sueldo de Pérez, da un paso al frente para cuadrar cuentas y apuntalar un vestuario a la medida de Giráldez.
La decisión no ha sido fruto de un arrebato ni de las prisas del mercado. Carles Pérez tenía una de las fichas más elevadas del plantel olívico y, por mucho talento al pie, no entraba en los planes de Claudio Giráldez. Así de duro, así de claro. El fútbol es un negocio que no entiende de sentimientos y Giráldez busca otro perfil para su banda.
Que el destino de Carles sea Salónica no es pura casualidad. Detrás de este fichaje está la mano maestra de Rubén Reyes, director deportivo del Aris y viejo conocido del extremo, pues ya gestionó su paso por el Getafe la pasada campaña. Reyes fue llave y cerradura; su insistencia, la clave para convencer al Celta y al jugador. Si no hay cambios de última hora, Pérez vestirá de amarillo y negro.
En el Aris no será un extranjero más. Lo recibirá una pequeña colonia española, con Julián Cuesta bajo palos, Monchu en el mediocampo y Loren Morón en la delantera. Pero, ojo, Carles tendrá competencia directa: Pione Sisto, aquel extremo inclasificable que enamoró a Balaídos, ahora jugará del otro lado. La banda promete ritmo y minutos de calidad, si Pérez sabe apretar los dientes y pelear el puesto.
Carles Pérez, que tiene contrato con el Celta hasta 2027 y un valor de mercado de dos millones de euros, viene de una campaña con luces y sombras en el Getafe: 30 partidos y 3 goles. Una cifra decorosa, aunque alejada de las expectativas que en su día despertó el chico que salió del Barça buscando minutos y galones. Ahora, en tierras griegas, busca reencontrarse con su mejor versión.