Thibaut Courtois renovará con el Real Madrid próximamente

Si hay alguien que ha tallado su nombre a fuego en la historia reciente del Real Madrid, ese es Thibaut Courtois. El gigante belga, con sus manos de seda y reflejos de superhéroe, se ha convertido con el paso del tiempo en ese guardián de las noches más largas, en ese portero capaz de convertir el miedo en esperanza y la presión en arte bajo palos. Ahora, a sus 33 años, está a punto de dar un paso más: firmará su nuevo contrato tras el Mundial de Clubes y, si todo va como debe ir, se vestirá de blanco hasta 2028.

Sí, como lo oyen. El Real Madrid blinda a su galáctico del arco. Se especula en los mentideros de Chamartín que el club ya le ha puesto sobre la mesa una ampliación de contrato hasta 2028. Courtois, que terminaba vínculo el año que viene, quiere apurar hasta la última gota de talento en la portería madridista. Lo ha dicho en privado y no se cansa de repetirlo en público: quiere retirarse en el Real Madrid. Porque entiende, como pocos, el peso de la camiseta y la responsabilidad de defender la portería más exigente del planeta fútbol.

En los próximos días, dicen, la música de la oficialidad resonará en el Bernabéu. No podía ser de otra manera. Florentino Pérez mueve ficha y asegura futuro y presente en una sola jugada. Porque aunque esta temporada Courtois ha tenido altibajos —cosas del fútbol y las lesiones, nadie es de acero inoxidable—, pocos en el mundo pueden discutir que, cuando está bien, es uno de los mejores porteros del mundo. Sus paradas ante el Liverpool en París ya están en la memoria colectiva del madridismo, igual que sus milagros de Liga y Copa han rescatado más de una noche de empate pálido.

Firmar por el Real Madrid es un privilegio. Renovar con la casa blanca y tener la puerta abierta hasta la retirada, eso es un honor de los grandes. Lo de Courtois va mucho más allá de las cifras. El belga se ha hecho un pedazo de historia con sus guantes y no sólo quiere seguir agrandándola, sino cerrarla llevándose las llaves. Un referente, un líder en el vestuario y el arquitecto silencioso de muchas de las grandes gestas merengues en los últimos años.

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