Serge Gnabry: una buena oportunidad de mercado para el Barcelona

Una puerta se cierra en Can Barça, y otra, inesperada y atractiva, parece empezar a abrirse. El Barcelona, que acumula dos varapalos importantes al ver cómo Nico Williams se alejaba sin remedio y el fichaje de Luis Díaz quedaba en una quimera, debe levantar la cabeza, resetear la pizarra de nombres y mirar más allá de la frontera de la Liga. Y ahí, justo ahí, aparece en el horizonte la silueta de Serge Gnabry, la alternativa alemana que seduce y permite soñar de nuevo.

Gnabry, a sus 29 años, no es un cualquiera. Hablar del extremo del Bayern de Múnich es referirse a un tipo curtido en mil batallas, un futbolista que combina experiencia de primerísimo nivel con ese hambre que distingue a los llamados a marcar diferencias. Un zurdo eléctrico, de los que desnudan rivales con un cambio de marcha y ponen de pie a todo un estadio con su verticalidad y su pegada. Esta temporada, el internacional alemán ha sido una pieza importante en el engranaje bávaro: 46 partidos, 7 goles, 9 asistencias y el cosquilleo constante de saber que cada vez que tenía la pelota, podía pasar algo grande.

¿Y por qué Gnabry asoma ahora en la agenda blaugrana? Porque su contrato con el Bayern expira el año que viene. El club alemán lo sabe, y aunque quiere retenerle, los cantos de sirena procedentes de Barcelona pueden alterar el guion que hasta ahora parecía escrito. El valor de mercado del atacante ronda los 22 millones de euros, pero el contexto actual invita al Barça a manejar dos escenarios: lanzarse este mismo verano a por él, asumiendo un coste de fichaje cercano a los 20 millones, o esperar un año, arriesgar, y ficharlo a coste cero como agente libre. Un dilema con sabor a alta tensión y a gestión de despachos en el alambre.

En los tiempos que corren en Can Barça, donde no sobra el dinero y la gestión financiera es un desafío diario, el movimiento por Gnabry tiene una lógica aplastante. Experimentado, diferencial, con gol, asistencias y acostumbrado a jugar bajo presión. Además, su personalidad competitiva encajaría como un guante en el vestuario culé. Y, sobre todo, supondría una inyección de ilusión para una afición que pedía caras nuevas, pero sobre todo certezas, después de los últimos “noes” del mercado.

El pulso está servido. El Bayern aprieta por su renovación, el jugador sabe que su valor está en alza, y el Barça medita sus pasos en silencio. Pero el nombre de Serge Gnabry ya circula entre los pasillos del Camp Nou. Una alternativa real, fiable y, sobre todo, ilusionante. ¿Será el alemán el que devuelva la sonrisa al barcelonismo? El tiempo, y un mercado siempre impredecible, tienen la última palabra. Pero si algún club sabe de resurrecciones, orgullo y fútbol grande, ese es el Barça. Y Serge Gnabry empieza a sonar a futuro.

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