En Balaídos ya se sienten los ecos de la Premier. El Celta de Vigo está a punto de protagonizar uno de esos movimientos inesperados en el mercado, esos que, honestamente, huelen a plata y a vértigo. Fer López, la joya gallega que debutó este curso en la élite y deslumbró con descaro, pondrá rumbo a Inglaterra para enfundarse la camiseta de los Wolverhampton Wanderers. El acuerdo está cerrado, solo falta el último ‘clic’: el reconocimiento médico.
Se mueve el dinero. Y no poco. La operación se va hasta los 25 millones de euros, cinco por encima de la cláusula de rescisión que había firmado el chico con el Celta hasta 2028. Ojo: Fer López tenía un valor de mercado de 5 millones de euros, pero el fútbol, ya se sabe, es caprichoso con los precios y más con los extremos que huelen a futuro. El Celta defendió lo suyo y en las negociaciones impuso condiciones: el pago podrá hacerse de forma fraccionada. Los Wolves, que no son nuevos en esto del mercado español, aceptaron el peaje.
El fichaje lleva más firmas que la Constitución. Por el medio, Jorge Mendes, el carnicero del fútbol europeo, que representa al chico y que, como siempre, no se va de vacío. Mendes cobrará el tradicional 10% de comisión. ¿Se descuenta de los 25 millones? ¿O se les suma por fuera y la cuenta final la acaba pagando el club comprador? Nadie, salvo Mendes, lo sabe a ciencia cierta. Si el precio es ‘full equip’, el Celta ingresará alrededor de 22 millones netos que, para un baluarte de la cantera, es un golpe directo a la línea de flotación… y una caricia a la caja fuerte.
La cifra definitiva del traspaso será una incógnita hasta que el papel timbrado y los comunicados oficiales cierren el círculo. Pero el mensaje ya ha calado en Vigo: Fer López se va. Tiene 21 años, mide 1,88, y es atrevido como pocos. En su primer curso como miembro fijo del primer equipo, jugó 20 partidos y firmó 4 goles. Lo suficiente para llamar la atención de la parroquia inglesa, que anda siempre a la caza de talento joven y alto voltaje.